La situación del Zoo de Buenos Aires y su transformación en el
“Proyecto ECOPARQUE”.
Ante el abandono del zoológico en sus funciones esenciales en – al menos‐ los últimos 10 años, mucha gente reclama el cierre de la institución. Resulta mucho más fácil cerrar el Zoo que transformarlo en lo que debe ser: un centro de conservación, de investigación (sobre biología y sanidad animal y ecosistémica), de educación ambiental y aplicación de condiciones que aseguren el bienestar animal. El Zoológico de Buenos Aires “Eduardo Ladislao Holmberg” (su predio, edificios y animales) es patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires, y ésta debe responder ante el Poder Legislativo y los ciudadanos por su destino y administración. El haber concesionado un zoológico público a una empresa privada durante casi 25 años, con el criterio rector de adjudicación en el valor de un canon y no en la calidad técnica de la propuesta y en un correspondiente compromiso de inversión, demostró ser un error. Los resultados están a la vista ante la crisis donde quedó sumida esta institución que supo ser referente en Latinoamérica. Recordemos, por ejemplo, que en 1912 era el segundo Zoológico de toda América, luego del de Nueva York y que hacia 1923 producía una publicación con una tirada de 140.000 ejemplares: “La Revista del Jardín Zoológico”. Esta institución fue pionera en reproducir varias especies en cautiverio por primera vez en el mundo, y sus investigaciones aún hoy resultan referenciales para el avance científico de programas de conservación en el marco de la biología de la conservación.
El verdadero desafío del Gobierno de la Ciudad es devolverlo a su lugar, convirtiéndolo en un moderno espacio para la conservación de la biodiversidad y la educación ambiental del siglo XXI. Desde lo cultural, concentra buena parte de la memoria de nuestra ciudad y ha generado el sentido de pertenencia como único contacto con la naturaleza de más de 10 generaciones de porteños y argentinos. Muchos ciudadanos lo han aprovechado en todas sus potencialidades cuando cumplía con eficacia su cometido. Hay quienes sostienen que este rol es anacrónico –en contradicción con la permanente modernización de los zoológicos de las principales ciudades del mundo-. Estamos convencidos que no resulta fácil reemplazar su función de recreación, educación, ciencia, conservación y cultura: el zoológico de Buenos Aires ha tenido siempre una gran afluencia de público, que alcanzó en los años 90 y hasta hace poco a más de 3 millones de visitantes anuales. La experiencia del contacto directo con los animales silvestres no puede ser reemplazada por ninguna práctica virtual y tal vez sea esta la primera–cuando no, única- oportunidad que tengan muchos niños urbanos de tener esa vivencia, complementando el accionar de las escasas áreas naturales urbanas protegidas que tenemos en nuestro país.
El paseo, tanto en su diseño espacial como en su estructura edilicia, también se encuentra inserto en la memoria emocional de muchísimos porteños. El valor patrimonial del predio lo llevó a ser declarado “Monumento Histórico Nacional”, restringiendo seriamente las modificaciones de los edificios. Es el mayor conjunto patrimonial edilicio de la Argentina y conforma en sí mismo buena parte de la historia de la arquitectura de nuestra metrópoli, siendo un ejemplo intacto a nivel mundial (recordemos que otros zoológicos contemporáneos a este padecieron de los bombardeos y destrucción durante la Segunda Guerra Mundial).
Desde sus orígenes los zoológicos han sido centros de investigación que posibilitaron el estudio de las enfermedades, de la biología reproductiva y, en particular del comportamiento de los animales silvestres, cuyas costumbres en estado silvestre son difíciles y costosas de observar.
El gran énfasis actual en el estudio de la biología reproductiva asegura que la mayoría de los ejemplares haya nacido en condiciones controladas y que por lo tanto el conjunto de estos zoológicos haya sido autosustentable. Esta misma tecnología ha permitido a los zoológicos del mundo salvar a numerosas especies de la extinción.
La fauna argentina también requiere de esfuerzos de conservación ex situ que se complementen con los que se realizan desde las áreas protegidas a través de los organismos públicos y privados. Las especies amenazadas –como el Venado de las Pampas, por el que “Vida Silvestre” viene trabajando desde su fundación en 1977- debe contar con poblaciones ex situ de resguardo que permitan comenzar a remediar extinciones locales documentadas scientíficamente de manera sistemática, o como lo realiza la ONG CLT para el yaguareté y el oso hormiguero en la Provincia de Corrientes. La Argentina, al ratificar en 1994 el Convenio sobre la Diversidad Biológica, se ha comprometido internacionalmente a desarrollar y mantener instalaciones y programas de trabajo con este propósito. La adecuación del zoológico de Buenos Aires en esta dirección sería una buena oportunidad para que el país comience a honrar este compromiso. Por otro lado, prescindir de los esfuerzos ex situ comprometerá aún más las chances de salvar de la extinción a muchas de nuestras especies para las cuales no hay proyectos alternativos posibles.
Resulta imprescindible una política de Estado que impulse con claridad la transformación de los actuales zoológicos y espacios de animales en cautiverio en la Argentina de un modo coherente e integrado. Deberán convertirse en centros de rescate, rehabilitación, conservación y educación ambiental, priorizando su accionar en torno a la fauna autóctona de la provincia o región donde se encuentran emplazados. Para evitar la dilación e incoherencia de este proceso se requiere del dictado de una nueva norma legal que obligue a cumplir con estos criterios. A partir de dicha medida cada centro de esa índole deberá contra ineludiblemente con un plan estratégico con enunciados que definan su nueva visión, misión y objetivos, su mensaje, sus necesidades de infraestructura, sus procedimientos y planes de educación y otros aspectos culturales, de extensión a la comunidad, de conservación (incluyendo la conformación de planteles reproductivos de especies autóctonas amenazadas con el objetivo de reintroducirlas o repoblar áreas silvestres), de bienestar animal (incluyendo sanidad, nutrición, enriquecimiento ambiental, manejo de cuidadores y de negocios). La experiencia internacional aconseja que estas instituciones sean administradas por ONGs autónomas y especializadas, conformadas por personas de reconocida trayectoria, aunque con el respaldo político y económico del Estado. Si bien pueden existir aportes de empresas, éstos deben quedar subordinados a los objetivos y planes pautados por los otros actores. El modelo de gestión que se adopte deberá tomar en cuenta las experiencias en nuestro país y en el exterior, evitando reproducir anteriores fracasos bien documentados, y de esa manera replica los mejores modelos a nivel global.
Before abandoning the zoo in its essential functions - at least, the last 10 years, many people demanding the closure of the institution. It is much easier to close the zoo to transform it into what it should be: a conservation center, research (biology, animal and ecosystem health), environmental education and implementation of conditions to ensure animal welfare. Zoo Buenos Aires "Eduardo Ladislao Holmberg" (his land, buildings and animals) is the heritage of the City of Buenos Aires, and it is accountable to the legislature and citizens for their destination and administration. Having concesionado a public zoo to a private company for nearly 25 years, with the principal criterion for the award in the value of a canon and not on the technical quality of the proposal and in a corresponding investment commitment, it proved to be a mistake. The results are in sight to the crisis which this institution that used to be leader in Latin America was plunged. Recall, for example, which was the second zoo in America, after New York in 1912 and by 1923 produced a publication with a circulation of 140,000 copies: "The Zoological Garden Magazine". This institution pioneered several species reproduce in captivity for the first time in the world, and their investigations are still benchmarks for scientific advance conservation programs in the context of conservation biology.
The real challenge of the City Government is to return it to its place, into a modern space for biodiversity conservation and environmental education of the XXI century. From the cultural, it focuses much of the memory of our city and has generated a sense of belonging as only contact with nature more than 10 generations of locals and Argentines. Many citizens have taken advantage of all its potential when effectively fulfilled its mission. Some argue that this role is anachronistic-in contradiction with the ongoing modernization of zoos in major cities around the world. We are convinced that it is not easy to replace the function of recreation, education, science, conservation and culture: Buenos Aires Zoo has always had a large influx of people, which reached in the 90s and until recently more than 3 million annual visitors. The experience of direct contact with wild animals can not be replaced by any virtual practice and perhaps this is the first-if not, IT ONLY chance they get many urban children to have that experience, complementing the actions of the few natural areas urban protected we have in our country.
The walk, both in its spatial design and in its building structure, is also embedded in the emotional memory of many locals. The equity value of the property led him to be declared "National Historic Monument", severely restricting the building alterations. It is the largest building complex patrimonial whole Argentina and shapes itself much of the history of architecture of our metropolis, being an intact world example (remember that other contemporary zoos this suffered from bombing and destruction during the Second World War).
From its origins zoos they have been research centers that enabled the study of diseases, reproductive biology and in particular the behavior of wild animals, whose habits in the wild are difficult and expensive to observe.
The current strong emphasis on the study of reproductive biology ensures that most of the specimens born in controlled conditions and therefore all these zoos has been self-sustaining. This same technology has enabled zoos around the world to save many species from extinction.
The Argentina wildlife also requires ex situ conservation efforts that complement those made from protected areas through public and private agencies. Threatened species such as the pampas deer, by which "Wildlife" has been working since its foundation in 1977 must have populations ex situ backup start remedy enabling local extinctions Scientifically documented systematically, or as takes the NGO CLT for yaguareté and the anteater in the Province of Corrientes. Argentina, when it ratified in 1994 the Convention on Biological Diversity, has internationally committed to developing and maintaining facilities and work programs for this purpose. The adequacy of the Buenos Aires Zoo in this direction would be a good opportunity for the country to start honoring this commitment. On the other hand, dispensing with the ex situ efforts further compromise the chances of saving from extinction many of our species for which there is no possible alternative projects.
It is essential a state policy that promotes clearly the transformation of current and spaces zoos animals in captivity in Argentina of a coherent and integrated manner. They should become centers of rescue, rehabilitation, conservation and environmental education, prioritizing its actions around the native fauna of the province or region where they are deployed. To avoid procrastination and inconsistency of this process requires the issuance of a new legal rule requiring meet these criteria. From this measure each center such must against unavoidably with a strategic plan with statements that define its new vision, mission and objectives, its message, its infrastructure needs, procedures and plans for education and other cultural aspects, extension the community, conservation (including the establishment of breeding stocks of threatened native species with the aim of reintroducing or repopulate wild areas), animal welfare (including health, nutrition, environmental enrichment, management and business caregivers). International experience suggest that these institutions are administered by autonomous and specialized NGOs, made up of renowned people, but with the political and economic support of the State. While there may be contributions from companies, they should be subordinated to the objectives and plans ruled by the other actors. The management model adopted should take into account the experiences in our country and abroad, avoiding reproduce past failures well documented, and thus replicate the best models globally.
Peter Dickinson
Independent International Zoo Consultant |
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